Estaban allí sentados en el banco, sin decir ninguno de los dos ni una sola palabra, mirándose.
Ella no se atrevía a preguntar, no quería caer en el error de regañar, no quería discutir, se sentía tan feliz teniéndolo a la vista que nada más importaba, había pasado una semana desde la última vez que se vieron, una semana que se le había hecho eterna.
No se habían separado en los últimos tres meses, y de repente, de un día para otro, directamente dejó de llamarla, cogerle el teléfono y de visitarla. De un día para otro, seguía sin entenderlo.
La angustia que la había acompañado toda la semana, se había evaporado de repente, le encantaba mirarlo, y aunque su mirada estaba triste, no le dio importancia, ya se enteraría de lo que fuera que había pasado.
- Te he puesto los cuernos.
Y el mundo se paralizó.
- Es por eso que no he querido llamarte en todo este tiempo, me sentía culpable, no sé como pasó que terminé en la cama con mi ex, me sentía tan mal, que a la noche siguiente me ligué a otra tía en un bar y también terminamos en la cama.
Ahora había perdido la capacidad del habla, él siguió.
- Así que lo mejor es que lo dejemos aquí, no te mereces estar con una persona como yo. Siento mucho haberte hecho esto porque eres una persona muy importante para mí, y te quiero mucho y quiero que sigamos como amigos.
Y entonces reaccionó, recordó todas aquellas conversaciones que había oído sobre los cuernos, que quien es capaz de hacerlo una vez, lo hará siempre, que no se puede perdonar eso, que es imposible que no sepa lo que se estaba jugando. Recordó todas las veces que había intentado que su mejor amiga dejara a su marido precisamente por eso, y el sentimiento de impotencia al verla tan feliz de su brazo un día más. Y las lágrimas de ella, días después, los días que habían ido a vigilar a alguna de sus amantes. Lo recordó todo, y tomo su decisión.
Suplicó por no ser abandonada, por poder seguir viéndolo, porque aquello no terminara, aceptó y comprendió lo incomprensible y después de una conversación maratoniana, al final consiguió seguir con él.
Tiempo después tuvieron otra conversación, él alegó que no podía seguir con ella, porque si había sido capaz de perdonarle algo tan grave, no quería ni pensar que era lo que ella había hecho, y que ese dolor y esa incertidumbre, no le dejaban vivir.
Saludos,
YoMisma
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Hace 3 meses