¡Nena!

- ¡Nena!
- Dime.
- Oye Nena, mira, cuando iba para casa me ha llamado Lucas y me ha dicho que si me voy a tomar unas cervecitas con él.
- Pero si hoy me habías dicho que íbamos a ir al cine.
- Ya, Nena, ya lo sé, pero es que está pasando por un momento muy chungo con su novia y me ha dicho que si puedo ir a animarlo.
- Ellos siempre están pasando momentos muy chungos desde hace tres años.
- Nena, ¿Cuántas veces te he dicho lo importante que son mis colegas para mí?
- Muchas.
- Tenías claro cuando empezamos, que ellos siempre estarían ahí.
- Si, lo sé.
- Bueno, pues nada Nena, que lo siento, que te tengo que dejar que me están metiendo prisa, no me esperes levantada.
- ...

Odiaba que la llamara Nena, odiaba que nunca pudiera decirles que no a sus colegas, llevaban semanas sin salir de casa juntos, solo iban al trabajo y volvían, se quedaban en el sofá un rato mientras cenaban y a dormir, día tras día. Bueno, al menos ella.

Realmente necesitaba salir un poco, desconectar de la rutina, pasar un rato con su pareja, se lo había repetido durante la última semana y al final habían acordado la película que les gustara a los dos. Una semana para organizarlo, dos minutos para que le salga un plan alternativo y poder dejarla tirada.

Se preparó unos cereales y llamó a su hermana para hablar un rato, era muy probable que hablara más tiempo con ella que con su novio, no había duda, seguramente hablaba más con ella, se pusieron al día y se contaron alguna que otra anécdota, suprimió totalmente que estaba sola y después de un rato colgó.

La casa estaba sola, se había propuesto llegar un poco antes para que le diera tiempo a arreglarse para el cine y la cena, ahora tenía más tiempo de la cuenta.

Encendió el ordenador, no tenía ni idea de que hacer hasta que fuera la hora de acostarse, estaba demasiado enfadada para poder dormir.

Abrió el navegador, y se quedó pensativa delante de la pantallita, un botón rezaba "Voy a tener suerte", ya, seguro... ¿Algo que buscar, para tener suerte...?

"Algo más que amistad" y pulsó el botón.

Lo demás vino rápido, se inventó un nick, colgó una foto suya en la que solo salía parcialmente iluminada, entró en una sala para chatear, conoció a un par de tipos interesantes, bloqueo a decenas de babosos, realmente salió de la rutina, cuando se quiso dar cuenta tenía que llevar en la cama al menos una hora.

Su novio aún no había llegado, recogió y se acostó.

Tres horas más tarde un ruido en la entrada la despertó, era el paragüero de latón cayendo al suelo, se oyeron unas risitas y como se volvía a colocar el paragüero. Unos pasos titubeantes avanzaron por el pasillo, y su novio se metió en la cama. Se tumbó de espaldas a ella, la empujó con el culo y casi la tira, ella siguió haciéndose la dormida, era tontería tratar de hablar ahora, solo conseguiría aumentar su ira.

Sonó el despertador, había pasado una noche horrible, así que ni se quedó un poco más, un gruñido llamó su atención.

- ¿Nena, puedes llamar a mi oficina y decir que no me encuentro bien y que hoy no podré ir?
- ¿Qué te pasa?
- Creo que me sentó algo mal de la cena, llegué muy temprano y estabas dormida, no te quise despertar.
- Ya.

Llamó a la oficina de él y le dijo que su jefe le mandaba deseos de recuperación. Un gruñido fue la única respuesta que recibió.

Esa no era la primera vez que una noche de ayuda a un amigo terminaba así, más bien, empezaba a ser una costumbre semanal, incluso a veces había que alargar la terapia a dos días en semana, era una pena lo tristísimos que estaban siempre sus amigos, y lo mal que los trataba la vida.

Salió de casa, le dejó una nota en la nevera, para la hora de comer se levantaría y se acercaría allí, en la nota no ponía su dieta, como era costumbre cuando se quedaba en casa enfermo, solo una frase.

"Tenemos que hablar"

Saludines,
YoMisma