Al final.

Después de tanto tiempo en absurdas relaciones, la había encontrado, la tenía delante más tiempo del que podía recordar, sabía que era ella, siempre tenía una palabra de ánimo, cuando sus problemas en el trabajo y la familia le agobiaban, siempre sabía que decirle, aceptaba que había cosas que él nunca le contaría, no de una manera exacta, pero le dejaba contar sus quehaceres desde un punto de vista totalmente neutral, con ciertos vacíos y sin concretar demasiado, hablaban de sentimientos en general y muchas de estas veces utilizaba metáforas.

Ella nunca preguntaba qué era exactamente lo que pasaba, aceptaba los pequeños retazos de información sin intentar ir más lejos, sin que se le precisaran nombres, fechas, direcciones ni nada parecido, se centraba en sus sentimientos y lo escuchaba, intensa y sinceramente, sus problemas eran de los dos, y no se le olvidaban y trataba en cualquier momento de hallar una solución, de darle a él, las palabras exactas en el momento preciso.

Era toda su vida, su esencia, más haya de lo que él hubiera podido reconocer, estar con ella le hacía creerse buena persona, se consideraba invencible y cuando ella lo miraba, la persona más importante en el mundo, él era capaz de hacer cualquier cosa.

Su trabajo no era fácil, se dedicaba a cosas que nadie más quería hacer, sabía que no iría al cielo, pero no era algo que le importara, nadie le había constatado que existiera, y no creía que se fuera a sentir bien allí. Podía hacer todo el daño concebidle, podría destruir cualquier cosa y no tenía ningún tipo de reparo, pero se sentía la persona peor del mundo cuando la decepcionaba.

Sentía que se ahogaba y hubiera hecho cualquier cosa por cambiar las circunstancias, no podía seguir así, su trabajo lo absorbía, tenía desatendidos todos los demás aspectos de su vida, se pasaba el día corriendo de un lado a otro, cargando con aquel móvil que nunca permanecía en silencio, saliendo y entrado de la oficina, hablando con clientes, haciendo seguimientos, vigilancias a altas horas de la noche, últimamente casi no dormía y eso le hacía mucho más agresivo e irritante, tenía que cambiar, ella no aguantaría toda la vida ese ritmo, llevando una casa sola, viéndose unos instantes antes de ir a dormir.

Solo este trabajo extra, este último, lo atraparía, y lo dejaría, al menos durante un tiempo, se tomaría las cosas con más paz a su lado, todo tenía solución, estaría con ella más tiempo y es posible que al final, se creyera la persona maravillosa que ella veía cuando lo miraba.

Había luces cuando entró en su calle, luces azules parpadeantes de la policía, estaban parados ante su puerta, contuvo la respiración, no podía pensar, no sabía como había llegado hasta allí, pero de repente se encontraba en la entrada de su casa, con un policía gritándole que no podía seguir hacia delante “Es mi casa” Gritó.

En la entrada, a pocos pasos de la puerta, permanecía su cuerpo inerte, y un gran charco de sangre inundaba toda la estancia, era imposible, tenía que ser una pesadilla, ella estaba muerta, parecía dormida. Cruzó su mirada confusa con un policía, le contó que alguien había irrumpido en la casa, y que parecía que había sido un robo, estaban comprobándolo.

Ella había muerto, y con ella cualquier posibilidad de que alguna vez, él fuera al cielo.

Saludines,
YoMisma

6 comentarios:

Dan Defensor dijo...

Chica, tus relatos siempre me dejan con ganas de más, me gustan... Escribes de tal forma que nunca sé hasta que punto son cosas que te pasan en tu vida y qué parte es sacada de tu imaginación... En este caso creo que lo tengo claro, jeje.

¡Un besote!

Yopopolin dijo...

que me gustan los relatos con muertes de por medio... jaja. genial texto!

Winnie dijo...

Me ha encantado...a pesar de la tragedia...Escribes relatos muy bien...me gustaaaaa. Besos

Oltra Bitácora dijo...

uplMuyyyyy buebo, me gusta el toque q le das a tus historias

Inagotable dijo...

Muy bueno y un tanto irónico el final.

Sil dijo...

Ains, qué encogido se me ha quedado el corazón, joer.