¡Viva el Rey!

Durante años fuiste el Rey, un rey justo y sabio, cuyo siervos te rendían pleitesía sin esfuerzo, era fácil, nunca pedías más de lo que podían ofrecerte y a cambio les dabas la protección de tus murallas, desde cualquier lugar se oían historias sobre cómo otros reyes trataban a su pueblo y tú no dabas crédito, cómo alguien podía tratar de conseguir el favor de su pueblo por el miedo, en vez de por la gratitud.

Los años pasaron y hubo una gran guerra, todo cambió, tus hombres murieron, tus siervos fueron vendidos como esclavos y tú fuiste traído a estas tierras de paz, aquí estarás seguro, te mantendrás sano y salvo en un reino muy parecido al que tú una vez reinaste, pero aquí no eres el rey, solo un súbdito más, alguien que sirve y que no tiene ni honores ni aspiraciones a la corona, aún así te sientes afortunado, salvaste a tu Reina, y ella reinará siempre en tú corazón.

Poco a poco alcanzas amistad con más de un súbdito de este nuevo reino, juntos pasais las penurias de cada día en el campo, juntos compartis el pan y la siesta.

Un día uno de tus nuevos amigos viene entusiasmado con grandes noticias, él por puro azar ha sido invitado a una cena con el Rey y en los días anteriores a la celebración descubrió que había quedado un sitio libre de un Señor Menor, así que lo primero que hizo fue pensar en ti y pedirle a su Alteza que si podrías tú ocupar ese sitio, es un Rey benévolo, no vio problema en ello, tu compañero está encantado, podreis asistir los dos a la Cena del Rey juntos.

El problema, tu amigo es de inferior categoría a ti, él jamás ha gobernado un Reino con tu sabiduría y tu justicia, por lo tanto ¿no es cierto que te  corresponde a ti ocupar el sitio del Señor Menor en la mesa?

Saludines,
YoMisma

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