Maleta

Cuando viajaba a un sitio, jamás deshacía la maleta, podría quedarse allí meses, pero si sabía que no era para siempre ella nunca deshacía la maleta, sacaba cosas de ella, que extendía por toda la habitación, lavaba prendas, que volvían de nuevo a aquel revoltijo donde se agolpaban sus posesiones, pero nunca terminaba por sacar todo, colocarlo en armarios y guardar la maleta en el trastero, siempre era así desde que la conocí.

Con el tiempo se convirtió en una forma de actuar, era imposible que todo lo que le pertenecía e invadía nuestro apartamento, le cogiera si quiera en aquella maleta, aún así no la guardaba, seguía sacando ropa, guardando otra, cada vez que poníamos una lavadora y el olor a suavizante inundaba nuestro pequeño apartamento.

Nunca se quedaba en un sitio, a no ser que deshiciera la maleta, no tendría que haber pasado eso por alto, no tenía que haberlo juzgado como otra de esas cosas incompresibles que hacía, es posible ahora que lo pienso, que todo tuviera una razón, un día la maleta no estaba en el sitio de siempre, pensé que al final se había asentado conmigo, pensé que por fin había olvidado la idea de huir y que nos quedaríamos juntas siempre, tendría que haber buscado la dichosa maleta, cerciorarme de que realmente las cosas iban bien, no dejarme engañar por lo que yo quería que fuera, fue nuestra última noche, cómo no pude ver que yo no había hecho nada para que ella decidiera por fin guardar la maleta, nos dormimos como todos los días, creo que ella tardó más de lo de costumbre, pero no lo sé, yo caí como una piedra.

A la vuelta del trabajo, al día siguiente ella no estaba, la esperé una semana entera entre la desesperación y el miedo, su móvil no daba señal y todas sus cosas permanecían en la casa, todas menos aquellas que cabían en una maleta, todo lo necesario para una huida, con el tiempo encontré una nota, en su caja de galletas favoritas.

Odio las despedidas, un beso
Saludines,
YoMisma

6 comentarios:

Inagotable dijo...

La culpa es de él que no quiso asumir que ella no se iba a quedar para siempre a su lado, pasó por alto conscientemente la señal de la maleta.

¡Y a quién no se le ocurre mirar antes en la caja de galletas!

Oltra Bitácora dijo...

A mi estas cosas me dan ganas de lloras. La cantidad de veces que pasamos cosas por alto que al final rompen relaciones....recuerdos de otro tiempo....

YoMisma dijo...

Inagotable son dos tías! Cuando las señales están todos los días ahí, cuando se convierten en rutina, dejan de ser señales y pierden todo el significado.

dina la costumbre nos hace temerarios y nos da la seguridad de que todo permanecerá en el mismo sitio, solo porque lleva demasiado tiempo comportandose igual, y si un poco ganas de llorar si que da.

Saludines,
YoMisma

Inagotable dijo...

Es verdad, son dos mujeres pero sólo se puede saber si te fijas en un "juntas" que hay perdido por el texto, que descuido...

YoMisma dijo...

Inagotable jo! Para una vez que me echo novia te lo pierdes! :)

Saludines,
YoMisma

Jose dijo...

Que eran dos tias... en fin, no dudo de ti, pero siempre se pueden tener licencias poeticas. Ahora, dice "ella" por la dueña de la maleta lo menos tres veces!!! :p

Lo cierto es que alguien que no termina de deshacer la maleta, no parece que pueda quedarse en ningun sitio... da la sensacion de que es para salir huyendo al minimo problema.

Asi que no es anormal, que al final, acabe ocurriendo.