Sola

Un sábado en casa sin nada que hacer, había decidido mantenerse allí quieta con el ventilador y la tele toda la noche, ese era el plan, después de tres semanas de exámenes y de un ritmo frenético, lo único que quería era dejarse llevar por el ruidillo del ventilador y zapear por los distintos canales. No más.

La casa estaba vacía, y todas las puertas y ventanas abiertas, para favorecer la circulación del aire, la noche era sofocante, se levantó a apagar el ventilador, el ruidillo empezaba a producirle dolor de cabeza, todo quedó en silencio un instante, y en la calma se oyó un golpe, un golpe enorme proveniente del piso de arriba, estaba sola, solo en la planta de arriba estaba el pequeño chiguagua de sus padres, dormido encima de su cojín, pensó que pudo haber sido el perro, el perro o cualquiera, todo estaba abierto.

Buscó entre si una voz segura y confiada, respiró hondo y decidió llamar al perro. Una voz bastante calmada bajo su juicio salió de su boca, en ella solo iba el nombre del perro. Hizo escucha, nada, ni movimiento de las patitas por el parquet ni un ladrido, nada, solo el silencio.

Tal vez le hubiera pasado algo al perro, de todas maneras lo conocía, era posible que el perro tuviera el mismo miedo que ella y por lo tanto también se negaba a bajar, lo volvió a llamar. Nada.

Un buen dueño hubiera subido a buscar al animalejo asustado, lo hubiera cogido en brazos y se lo hubiera llevado con él al sofá, un buen dueño sin miedo, hubiera hecho exactamente eso, ella no tenía el valor suficiente para eso. Llamó por tercera vez al perrillo.

Por fin se oyeron las patitas, que lentamente empezaban a bajar las escaleras, ¡genial! Resultó que el diminuto perrito había conseguido sacar más valor que ella, impresionante.

Venía con las orejitas gachas, y el rabillo entre las patas, enseguida que estuvo a su altura pidió que lo cogieran en brazos, estaba claro que le había costado moverse, pero al final, había reunido el valor.

Volvió con el perro al salón, buscó el móvil y llamó a su hermana y a su cuñado.

Le cogieron el teléfono, le pidió a su hermana que por favor, se mantuviera al otro lado mientras que hacía un recorrido por la casa, su hermana no podía evitar reír, no entendía lo serio de la situación, con el perro en una mano y con el teléfono en la otra subió a la parte de arriba a buscar por las habitaciones, mientras al otro lado de la línea estaba su hermana.

Parecía que no había nada, todo estaba en su sitio, tal vez hubiera sido un portazo, le comunicó a su hermana que parecía que todo estaba en orden, en ese momento ella le preguntó casi muerta de risa, que si también había mirado debajo de las camas.

Esa pregunta le heló la sangre.

Al final tuvo que venir su hermana a hacer un registro de la casa, no había nada, pero ya no se quedó tranquila hasta que la casa volvió a estar llena.

Saludos,
YoMisma

P.D: Por triste que parezca, la historia es real, y yo soy la protagonista. No os riáis demasiado

27 comentarios:

Winnie dijo...

jaja (sólo me río un poquito) Ya te vale....Pobre hermana!!! Si es que a veces se nos meten los ruidos y los miedos en el cuerpo...y no hay forma de escaparse de ellos...tranqui que a todos nos ha pasado. Besos

X dijo...

Jajajaja. Yo lo daba por hecho, aunque esperaba que al final la explicación fuera que se había caído cualquier cosa. :P

YoMisma dijo...

No encontré nada, ni puertas cerradas ni nada caido, por eso no me quedó más remedio que tirar de los refuerzos... Ya no estaba tranquila!

Saludines XD,
YoMisma

si, bwana dijo...

Una historia para no dormir. ¡Espeluznante!

maba dijo...

es que lo de estar solo en casa... a veces se lleva mal, pero mal, mal!!!

de todas formas, yo me quité todos los medios cuando me fui a vivir, sola a casa de mi abuela.. y en un edifcio de bajo y dos pisos, sólo vivía yo en el primero.. todo lo demás estaba abandonado hace años...


besos

Eva dijo...

:D Pero si tenias al perrito para defenderte!!!

La Rizos dijo...

Claramente sería el viento, mujer xD
Pero te entiendo, te entiendo perfectamente, que yo soy otra cagueta y me encanta crear peligros y amenazas donde no los hay :P
Besotes.

Lienzo tierra dijo...

Eso te pasa por tener una casa grande, si tuvieras la mía en un santiamén acababas la revisión, jajaja (perdón, perdón ;))

My Stories Project dijo...

Ostras!! pues yo esperaba que un tío malo saliera de debajo de la cama!! no me río, yo no habría ni comenzado a hacer el revisado de la casa. Vivo en una tercera y última planta, y aún me acoj... por la noche pensando que alguien se me va a descolgar de la azotea y se va a colar en él, así que...

Besos!!

Scarleth dijo...

jajaja

cuantas de nosotras no tenemos historias similares que contar.

Mi hermano el mayor sufrió varios desvelos porque yo me negaba a dormir a a las 3 de la madrugada si él no bajaba a la sala a ver que no hubiera nada ni nadie.

a veces hasta tres veces por semana... y él nunca se quejó.

buen punto, tal vez debiera agradecerselo.

Unknown dijo...

Tranquila, a mí también me ha pasado... y lo primero, siempre, es llamar a mi perro xDDDDD

Besos!!

MFe dijo...

jajajajaja.. calla..calla.. que yo soy una "cagueta" de cuidado...

Un besote!

Javi dijo...

Cuando compartía piso con dos amigos y estando en una habitación los tres oíamos la típica puerta cerrarse por una corriente siempre decía uno: -"Vaya (nombre al azar de cualquiera de los otros dos inquilinos) ya has vuelto a dejar a la prostituta a medio matar".

De mal gusto, si, pero gracioso.

La Queli dijo...

Jajajajajajaaj, lo siento, pero es inevitable. Y por cierto, todas las que nos reimos es porque nos vemos identificadas en ti, que somos unas caguetas, ajajajajajaja.

La mente es la mayor fuente de terror, no hay película que supere a la imaginación, sobretodo si va de miedos.....

MAYTE dijo...

Yo no me rió, te entiendo perfectamente a mi una vez me paso algo parecido y pase mucho miedo. Hay veces que estamos más impresionables y con el más mínimo ruido, nos cagamos.

Un beso.

Inagotable dijo...

Pues me parece normal, ya que en caso de que hubiese habido alguien, hubiese sido bastante más serio. De todas formas, toda esta historia te hace reflexionar sobre las ventajas del aire acondicionado jiji.

Martha dijo...

Mmmm...a mi me da que el perrillo no tenía miedo. Más bien estaba tan agustito en su cojín que le sentó fatal tener que levantarse! :P (Mi perra es así, la joía! Jeje! Y luego viene con las orejas gachas para que no le regañes por haber tardado en contestar a tu llamada!).

Pero si...momentos de esos creo que todos hemos tenido. Y léase que no digo "todAs", sino "todOs", porque conozco a muchos "ellos" que han pasado algún que otro mal rato de estos. ^^

Aleee, un besico y a ponerse aire acondicionado! ;)

Casteee dijo...

JAJAJAJA, he intentado no reirme pero no he podido, pero no te preocupes porque seguro que el más o menos siempre le ha ocurrido :)

Besitos

Dan Defensor dijo...

Menos mal que tardaste tanto en hacer el registro, si no no me habría dado tiempo a salir corriendo por la ventana... ¡ups! Quiero decir, euh, esto... ¡hala, que anécdota tan graciosa, no? (ejem)

Girl From Lebanon dijo...

No me rio para nada...que yo me quedo sola y empiezo a oir ruidos por todas partes :S...

Bss!!!

S. dijo...

JAJJAJJjajajajajjajaj

Bequi in Fuxia dijo...

el miedo es libre. besos.

Jose dijo...

Bueno, no me sorprende demasiado, sola y una vez ya con el come-come de que puede haber alguien!! Pues eso, que hay que echarle mucho valor para ir ahi, diciendo "oye, que la caja fuerte esta abajo, lo digo para que no me revuelvas el armario..." :p

superlenteja.com dijo...

jajajajajajajajajaja!! somos iguales

Oscuro dijo...

Jejejejejeje, una historia muuuy real me temo, a una amiga le pasa algo parecido, jejejejeje.

Y sí, después de un periodo de exámenes lo que más apetece es quedarse en casita descansando, al menos a mí, jejejeje.

Un besito

Nalda dijo...

Anda que no habré mirado yo veces debajo de la cama...

Fiebre dijo...

¡Ay jamía!

Me recuerdas a mi compañera de piso (años ha, brrrr, que tenía un miedo patológico a la soledad y pedía las vacaciones en el mismo turno que yo para no tener que quedarse sola en casa.