Mata Hari

Habían hecho panda hace menos de un año, se habían conocido en clase, y habían disfrazado su desconcierto como amistad, habían decidido que eran amigos, los tres sabían que no lo eran, pero no tenían otra manera de justificar porque estaban juntos tanto tiempo, al menos, de cara al resto de la gente.

Ella estaba enamorada de uno de ellos, y era correspondida, el que sobraba, también estaba enamorado de ella. Ellos llevaban su relación, y era posible que no tuviera nada que hacer, eso no le impidió seguir quedando con ellos, salir por ahí, como amigos e ir a tomar algo.

Desde su posición elevada se atrevía a dar consejos sobre relaciones a las dos partes, ninguno de los tres había tenido pareja antes, desde su posición trazaba planes de destrucción e hilaba pequeñas rutas de escape, solía a partes iguales, quedar con uno u otro y autoproclamarse el mejor amigo de ambos, es posible que en algún momento así lo sintiera. Las traiciones empiezan siendo siquiera un ínfimo sentimiento en el traidor.

La relación entre ellos iba mal. Genial. Después de mucho, lo estaba consiguiendo, la comunicación se hacia espesa por momentos y él era el único artífice de aquella situación. Aún así le había costado, pero aquel final bien valía cualquier acción.

Habían roto. Era de esperar. Todo iba como debía ser, esa noche se quedó con ella, para acompañarla, para terminar de rematar la faena, para recoger su parte, y como era de esperar calló en los brazos de su mejor amigo, como él había vaticinado ya estaban juntos, se despidieron y volvió a casa con una sonrisa en los ojos.

A la mañana siguiente se encontró con su amigo, no lo quería evitar, tenía que contárselo, la había besado y había sido correspondido. Pudo ver la cara de él, pudo ver el dolor y ver que se sentía traicionado, sabía que las cosas cambiarían pero sabía que él le perdonaría cualquier cosa, él era así.

Ella llegó al lugar de siempre, aún no podía entender muy bien como había pasado, no sintió nada, solo vacío, no estaban las mariposas, ni aquel giro en el estómago que te indicaba que tu mundo nunca será igual, fue asqueroso y fruto de la irá, aquel ser manipulador que hacía llamarse amigo, lo había estado liando todo a sus espaldas, se dio cuenta en el mismo momento que le dio su apoyo, no trató de animarla, cuando vio la trama, se separaron, su mirada no era de amor, era de triunfo rabioso, era venganza.

Él se le acercó con mirada triste, le dijo que ya se había enterado de lo que pasó, que su amigo se lo había contado. Su “amigo” estaba detrás de él, con esa misma mirada de burla. Idiota. Le preguntó que porqué lo había hecho, que aún se podía haber solucionado. No, no tenía solución, nunca la tendría mientras su padrino fuera aquella sombra oscura, mientras él no fuera lo suficiente fuerte como para desprenderse de él.

Este fue el punto, la primera vez, que luchó y ganó, que hizo daño en legítima defensa.

Se giró y los miró a los dos: “Fue un movimiento fácil, estaba completamente segura que lo primero que haría tu amigo, sería ir corriendo a contarte la buena nueva”

Ella tampoco tenía amor, vivía cansada en la incertidumbre de una relación a tres, de las artes oscuras que su compañero no veía, se acabaría tanta tontería aquí. Y si podía los separaría a ellos también.

Ese día se forjó a su mejor enemigo declarado, a partir de entonces no hubo excusas para el odio público. Mucho mejor así, nunca le había gustado que maquinaran a su espalda.

Saludos,
YoMisma

14 comentarios:

S. dijo...

Tenemos derecho a equivocarnos.
Yo no me quedaba con ninguno de los dos.

Winnie dijo...

Triangulos de amigos...DIFICIL. Yo tampoco me fiaría mucho ni de uno ni de otro...muy buen relato...y muy real. besos

Inagotable dijo...

Lo peor debe ser la sensación de manipulación que se te queda, haciéndote sentir estúpido por haber caído en la treta del hipócrita.

Laia... dijo...

Me gusta mucho! En todo triangulo siempre hay uno que se siente más victima que los demás, pero la verdad es que pierden todos. Y todos tienen su parte de culpa...

La Queli dijo...

Dior, vaya realismo. Me quito el sombrero ante semejante relato. Precioso, pero corto. Me encantaría que hubiera segunda parte. Felicidades. ;)

M dijo...

Del amor al odio sólo hay un paso... que además se acorta con las mentiras, las dobles intenciones y las traiciones. Muy buen relato =)

MFe dijo...

Buff.. deja...deja... esos triángulos no acaban bien.
Genial relato!

Un beso.

dintel dijo...

Tres, mal número.

X dijo...

Igual la que sobraba era ella. :-)

Micropene dijo...

Interesante relato. ¿Por qué serán tan complicadas las relaciones humanas? Sólo hay que juntar más de una persona de distintos sexos, y ya tienes el lío garantizado. Aunque también vale para casos unisex, incluso unipersonales, pero cuantos más ingredientes añadas al cóctel, más explosivo resulta.

Saludos

Girl From Lebanon dijo...

Nosotras siempre somos mas malas...por mucho que ellos lo intenten...

Bss!!

JChef dijo...

Lo peor es que este tipo de triángulo se dan con enorme facilidad...por lo que cuentan :)

Tanais dijo...

Bufff 3 son multitud ya lo decía el refrán pero ahí la culpa es de los 3...

BlacKWolF dijo...

Es la dificultad del amor. Siempre tiene que haber alguien que ponga en juego lo que se siente...

Yo me quedaría con el que realmente amo.

La actitud del segundo amigo es deprorable. Dudo realmente que estuviera enamorado de la chica, debido a que si de verdad la quisiera, por lo menos se hubiera conformado en que ella fuera feliz y no hubiera adoptado la posición egoísta que adoptó, abría sabido perder.

Genial historia... Besos