Hablando de amor.

Estoy hablando con uno de los mejores amigos que tengo, si no lo fuera no estaría perdiendo el tiempo así.

¿Porque desde lejos, desde la distancia de una relación se ve todo tan claro? Que MI**DA es esta que a los que no nos importa un pimiento lo que pase lo vemos con absoluta claridad y los que están dentro no ven absolutamente nada.

Me gustaría explicarle tantas cosas, me gustaría que viera claro, lo que a mi me ha costado tanto tiempo entender, me encantaría darle todas las respuestas, todas las formas de actuar y sobre todo me gustaría que las entendiera, si no las entiende es muy posible que tarde o temprano se arrepienta de sus decisiones.

Decían por ahí que para amar, lo primero es amarse a uno mismo. Supongo que sería el mejor símil, ponerlo en mi lugar, en otro lugar y que pensara que haría si lo que le está pasando a él le pasara a otro, a su hermana, a su novia, a mí. ¿Qué haría? ¿Permitiría ese dolor de alguien cercano? Y si es que no… Porque a todos nosotros nos quiere más de lo que se quiere a él.

“No quiero llorar por las esquinas” y lo único que veo desde este lado, es que ya llora por las esquinas, pero no ve su propia liberación, no ansia la tranquilidad, la esperanza y la paz, prefiere seguir en su pequeño huequito, centrarse en el trabajo y esperar acurrucadito a que nada a su alrededor cambie.

Dice que ya tiene una edad, que se está quedando calvo y que todos nosotros tenemos pareja, que no va a tener con quien salir, o que va a ir de sujeta-velas.

Y entonces me gustaría darle todo el océano de ligues, todas las posibilidades, si es que realmente no quiere estar solo durante una temporada. Pero el cree en la familia, en los hijos, en una casita con perro y un mono-volumen, cree en el sueño de una familia aunque niegue reconocerlo. Por supuesto que existe la posibilidad de que ese sueño se esfume si intenta moverse de su hueco oscuro, pero es también igual de posible que se esfume si se queda ahí. Intentando sujetar con sus propias manos algo que amenaza con la ruina.

Me gustaría tanto sacarlo de allí, pero soy tan brusca y torpe dando malas noticias, que lo único que puedo es componérmelas para que le llegue un poquito de luz, a la oscuridad de su huequito. Para que sepa que estaré allí, siempre que llore tras las esquinas.

Saludos,
YoMisma

1 comentarios:

Panpoxi dijo...

Supongo que en realidad él sí lo ve, pero le da miedo admitirlo. El trabajo de los amigos en estos casos es hacer que dé menos miedo.

Yo también sueño con una familia y cada vez que pongo mis esperanzas en una relación y veo que se acaba, veo que mi sueño se aleja un poquito más. Y ahora está tan lejos que me parece casi imposible que se vaya a hacer realidad alguna vez.