Un día normal

Un día normal, vas al trabajo, como todos los días, a la una del mediodía quedas con los colegas y bajas a comer, vas a tomar café y te fumas un cigarro, otra vez al curro.

Sales tarde, siempre sales tarde, es invierno, y de noche por todas partes, además está lloviendo, hoy tienes cita con el médico, lleva molestándote una cosilla un tiempo y decidiste no dejarlo más e ir a enterarte que es lo que te pasaba, hoy te dan las pruebas.

Miras el reloj, vas con tiempo de sobra, enciendes un cigarro y te diriges hacia el metro.

Paseas tranquilo, mientras ves pasar a la gente apresurada a tu lado, que suerte poder ir despacio, llevas todo el día corriendo de un lado para otro y agradeces el hecho de tomarte tu tiempo, y te fuerzas a no dejarte llevar por el paso acelerado de la gente.

Una hora después llegas a la consulta, ya tienen los resultados de tus pruebas, no son buenas noticias, son las peores noticias, tienes quince días para solucionar todo lo que tengas pendiente, avisar a la familia, a los amigos, en el trabajo, para pedir la baja indefinidamente, para contarlo como lo quieras enfocar e irte al tratamiento de quimio. Si todo sale bien, podrás retomarlo todo donde lo dejaste, si sale mal, dará igual absolutamente todo.

Estas en la calle, enciendes un cigarro, estás en blanco, sabías que podía pasar, te habían dicho que tenías posibilidades, pero no tantas, se suponía que era prácticamente imposible, te han estado tranquilizando todos estos meses con que nada iba a pasar, está pasando todo, todo lo peor.

Miras al cigarro, deberías dejarlo. Para los pocos días que pueden quedar y te toca dejarlo, encima.

A partir de ahí, se vuelve frenético, se lo cuentas a todos, a los compañeros de trabajo les cuentas una historia parcial, a los amigos les mientes, y solo se lo explicas a tus padres y hermanos, tus hermanos andan liados con sus propios hijos y tus padres te prestan todo el apoyo que puede prestar alguien con setenta años.

Quimio, reposo, pruebas, resultados, más quimio, reposo de nuevo, más pruebas, caras largas, resultados, más quimio, reposo… y pierdes la cuenta de cuantas veces ocurre el mismo proceso en los siguientes dos años.

Al final ganas, eres uno de los afortunados que ha luchado y ha ganado, has vencido y ahora puedes retomar de nuevo tu vida.

Un día normal, vas al trabajo, a la una vas a comer con los colegas del curro, son gente nueva, han pasado dos años, y eres tratado como el nuevo, tomas café y te hechas un cigarro, no ves motivos para dejarlo.

Un día normal, solo eso, uno más.

Saludos,
YoMisma

2 comentarios:

Capitán Clostridium dijo...

YoMisma, me he quedado de piedra. ¿Por qué suceden esas cosas?
Espero que, en tu caso, sea un relato de ficción.

Hay que dejar de fumar, como yo hice.

YoMisma dijo...

No es mi caso.

Y no es del todo ficción.

No siempre me salen cosas divertidas.

Un Saludo.