¡Dame un número!

Dime un número, es lo único que necesito para clasificarte, para organizarte, para saber cual es tu personalidad, tus aspiraciones, tu forma de actuar y tu forma de ser, solo dame un número y dependiendo de este, te lo contaré todo, al menos dentro de mis estadísticas. Tengo poco margen de error.

Con un número sé que programas había en la tele cuando eras pequeño, y cuales han sido los superhéroes que te han criado, con un número sé exactamente que supuso para tus padres tenerte, y con otro sabré cual ha sido tu educación, solo con estos dos, más o menos hay poca franja de error.

Dame otro número y te diré cual es tu posibilidad de acierto o fallo en determinados problemas, cuanto te cuesta la lógica y como de “abierto de mente” puedes ser en un mundo cuadriculado.

Dame el último, el definitivo, solo este, sobre el que has tenido más o menos influencia para cambiarlo, este es el número que más te limitará y en el extremo el que te permitirá comer o no, parece gracioso, solo es un número, pero es el que dirá que es lo que tienes y que es lo que podrás conseguir, es la base, se hereda y se transmite, siempre en el mejor de los casos con un salto cuantitativo, este siempre es cuantitativo, nada de cualidades que no se pueden medir, este número indica con quien te relacionas y con quien te sientes a gusto, porque el número de esa gente está cerca del tuyo, te dirá cuanto más tendrás que trabajar para poder igualarte con otras personas, y a veces ese trabajo será imposible, ese número dirá donde estudiarán tus hijos, donde vivirás y cual será tu coche. Te dirá incluso como de caducado está un yogurt o como de moda está la camiseta que te compraste hace dos veranos.

Dame otro número, otro más, pero este al azar, el primero que se te pase por la cabeza, este también dice mucho de ti, todo el mundo tiene un número, uno que realmente le ha marcado, es el que nos mueve y el que nos impulsa, un número, puede ser tierno o siniestro, y según que persona bueno o malo. Todo es contable, y es posible que lo que no cuenta, no se puede demostrar, y si no se puede demostrar… ¿Existe?

¡Ja! ¡Por supuesto que sí! ¿Sabes qué? Es cierto, son número importantes, para ciertas cosas, para ciertas situaciones, pero a la hora de la verdad lo único con lo que harás un resumen al final de todo, será precisamente con esas cosas que nadie podrá contar salvo tú, con esas cosas que no cotizan, que no miden y que por supuesto no clasifican, por esas cosas que a la hora de la verdad darías todos los números que posees, por qué realmente… ¿Sirven para algo?

Solo sirven para estar, no para ser, lo que eres y lo que no, no lo sabes ni lo cuentas, solo podrás demostrarlo, sin ningún número anterior, en el momento que decidas que perderías todo, por lo más incontable de las cosas que posees, por algo que nunca podrás medir y lo único que te queda es creer que es real, porque al fin y al cabo su existencia solo se demuestra porque decidiste creértelo.

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